Una gran plan

Artemis III, de doce años, descendía de una familia de legendarios ladrones de “guante blanco”, toda su vida había puesto a prueba su ingenio para enfrentar a sus compañeros de clase cuando a su familia se le atribuían toda clase de delitos. Él ocupaba su intelecto para confeccionar meticulosos argumentos que invalidaba las escuálidas tesis de sus pares; y como decía su padre “una buena verdad, aunque no lo sea, puede sostener a un castillo entero”.



Aquel niño, con su coeficiente intelectual, ya había empezado a asimilar todo lo que había ocurrido en esos escasos minutos; Sus padres habían tenido una conversación sobre la existencia de seres mágicos y minutos después, era secuestrado por uno de ellos; esto no hubiera sido nada bueno para un niño normal, pero para un Fowl era una espectacular oportunidad para ponerse a prueba.

El camino por donde lo llevaban era recto, con irregulares en el suelo, pero con los sonidos dedujo que era un túnel directo para entrar en la mansión Fowl. Eso le daba otra conclusión posible. Lo que estaba viviendo era un plan cuidadosamente elaborado.

Cuando se detuvo fue tirado a un rincón. Por el rebote del sonido que hacia el jadeo su captor dedujo que estaba en una habitación de no más de un metro de alto, cuatro de largo y cinco de ancho. El secuestrador se acercó, lo sacó del costal y a ciegas lo sentó en un montículo de tierra.

- Siéntate ahí y no te muevas- Resonó la misma voz que lo había secuestrado, pero ahora un poco más agitada, rasposa y grave.

- ¿Cansado?, pero si sólo avanzamos sólo algunos kilómetros.- Dijo calmado Artemis.

- ¿Te sobran dientes pequeño o simplemente los quieres perder?- gruñó la criatura enfurecida. Al parecer el niño hirió el orgullo de su captor.

- ¿Puedes ver en la oscuridad?, mira que yo no logro verme ni la nariz- Dijo casi no prestando atención a la amenaza.

- Todos los enanos podemos ver en la oscuridad, yo te veo perfectamente, puedo ver que eres paliducho, delgado como un palo. Apostaría mis dientes a que no has practicado nunca un deporte- y terminó esa frase con una carcajada. El niño levantó una ceja mirando hacia su secuestrador despectivamente (No lo veía, pero por la voz, podía saber más o menos donde estaba).



En la mansión Fowl, Artemis II subió las escaleras para dirigirse a su habitación, arriba encontró pisadas de barro que venían desde la habitación de su hijo.

- Artemis, de nuevo escuchando a escondidas… MAYORDOMO*!!-. Artemis corrió hasta la habitación de su hijo, había un agujero de no más de un metro de ancho – Un enano- dijo cuando vio por donde pudo haber desaparecido su hijo.

Corriendo llegó Mayordomo, un joven de unos 18 años, con rasgos afroasiáticos, medía más de un metro ochenta y cinco, así que superaba en algunos centímetros al padre de su protegido.

- ¿Qué pasó señor?- Antes de darse cuenta que la habitación estaba vacía. – ¿Donde está el joven Artemis?-

- No sé, dímelo tu – Dijo tranquilamente, pero mirándolo a los ojos. Mayordomo empezó a balbucear algo, pero Artemis II lo interrumpió – No te quedes ahí, ve a buscar 2 armas y muchas balas-.

- Si, señor- y vuela fuera de la habitación.

Y a algunos kilómetros de la mansión Fowl, Artemis empieza con su plan.

- ¿A que hora piensas llamar?- Dijo el niño de 12 años a su secuestrador.

- ¿Llamar a quien?- Contestó distraído.

- Me secuestraste por alguna razón, tienes que llamar a mi casa para acordar el rescate o llamar a tu jefe, no se. En algún momento pensé que me podía escapar, pero eres muy rápido bajo tierra, no puedo hacer nada contra eso, no se por que tuve la impresión de que podía evadirte, pero la tuve, rías como hiena no me preocupa, reconozco tu talento, pero puede que te sobre estime, dime si quieres que me calle. San patricio solía decir, que “Los callados, pueden actuar más que los que se la pasan hablando”.

- ¿Sí, y no crees que seria bueno cumplir con eso?- Dijo el enano un poco confundido con todas las cosas que dijo el niño, las ideas se le iban agolpando en la cabeza rápidamente.

- Lo siento, pero mis padres no hablan mucho conmigo, paso la mayoría del día solo, así que como podrás ver, no encuentro alguien para hablar a la vuelta de la esquina. San Aidan también decía “Algunas veces, estando solos, podemos encontrar a Dios”, así que eso hago.

- Eres un mocoso plagiador, todo lo que dices lo dijo un santo, no tienes por que presumir que sabes tantas cosas conmigo, a mi me da igual si eres tonto como una puerta o no- Dijo artado de escuchar al niño.



Al siguiente minuto sonó el celular del Señor Fowl.

- ¿Hola?- Contestó el millonario irlandés.

- Tengo a su hijo- Con una voz bastante prepotente y tratando de tener el control.

- Eso ya lo sé, ¿quien es usted?¿Que quiere a cambio de mi hijo? ¿Dónde y a que hora?- Dijo calmadamente Artemis, pero se preocupó de no ser interrumpido mientras decía sus preguntas.

- Veo que no se anda con rodeos Sr. Fowl.- Dijo conforme el secuestrador.

- El tiempo es dinero-

- Muy bien, mi nombre no se lo diré, pero si puedo decirle que quiero 1 tonelada de oro, no es problema para usted, estoy al tanto que robó más o menos esa cantidad a los duendes en su adolescencia y estoy seguro que esa cantidad se multiplicó con los años- Dijo fríamente el enano.

- Acepto el precio, pero tiene que darme garantía de que mi hijo está bien.-

- Por supuesto- Y el secuestrador acerca el teléfono al niño.

- Hijo, ¿Cómo estas?¿Debo preocuparme?- Dijo estratégicamente el padre

- Papá, tranquilo, estoy bien, sólo tengo mucho frío, todavía estoy en pijama, voy a necesitar mucho calor, sólo mucho calor.- Termina esa palabra y su captor le quitó el celular.

- Muy bien señor Fowl, ya tuvo lo que quería, lo llamaré en 2 horas para decirle el lugar, así le doy tiempo para que junte su oro.- Y cortó la llamada.

Artemis Fowl II caminó hasta donde estaba mayordomo y le dijo “necesitamos un calentador, ve a buscar uno, tienes 1 hora y recuerda que me fallaste una vez, no lo hagas de nuevo”. Mayordomo salió corriendo.



Dos horas más tarde el enano volvió a llamar.

- ¿Señor Fowl, todo listo?-

- Por supuesto-

- Está bien, escúcheme, el intercambio será en las tuberías bajo la calle San Patricio esquina Aidan, en 30 minutos más, no quiero nada de trucos, si no su hijo correrá peligro.

- Muy bien.- Y se corta la llamada


Veinte minutos después el enano cruzó la tubería. El poder de sus dientes perforó el metal sin ningún problema, iba con el saco con su prisionero en él. Hacia un calor enorme y en la oscuridad vio a dos hombres, uno con rasgos afroasiáticos y otro un poco más bajo con un traje bastante caro.

El enano supo que era una trampa, pero su cuerpo no reaccionó tan rápido como su mente. Artemis II sacó de su bolsillo un control y presionó un botón, con eso encendió unos focos de luces enormes, el enano no alcanzó a cubrirse los ojos y la luz lo cegó. Corrió hasta el agujero que había hecho, pero mayordomo con una velocidad enorme alcanzó a tomarlo de una pierna. El enano lo atacó tratando de morder al muchacho, por poco le saca un buen pedazo de antebrazo, pero sólo quedó con una parte de la manga del traje de mayordomo en la boca. En venganza mayordomo lo lanzó unos metros hacia su jefe.

El enano no sabía que pasaba, el golpe lo aturdió, no se podía mover muy bien, sentía la boca un poco rara y borrosamente veía como Artemis sacaba a su hijo del saco.

- ¿Pemo quem pamsa?- El enano empezó a hablar dificultosamente.

- ¿No puedes hablar?.- Dijo el niño mientras se sacudía la ropa.

- ¿Uma tampa?¿Pemro como? – Cada vez hablando menos.

- Bueno sí, lamentablemente caíste en una trampa, de hecho tu propio plan fue la trampa. Me di cuenta que le tomabas mucha importancia a tus dientes “¿Te sobran los dientes?”, “Apostaría mis dientes”, así que ese debería ser tu mayor fortaleza y por lo tanto también tu mayor debilidad, lo único que tenia que hacer era inutilizarlos, para eso ocupé lo que tienes en la boca. Eso se llama “Caulobacter crescentus”, una pequeña bacteria que crece en las cañerías, tiene la fuerza de tensión de 70 newtons por milímetro cuadrado, la misma tensión de adherencias de 5 toneladas por pulgada cuadrada, para tu pequeña mente, son como 3 o 4 automóviles en equilibrio sobre una moneda de un cuarto de dólar, pero para que se endurezca tiene que estar en una superficies húmedas y necesita alcanzar cierta temperatura; el único detalle que faltaba era traerte hasta aquí, por eso ocupé psicología subliminal ¿No vas a creer que todo lo que dije fue al azar?:

“Me secuestraste por alguna razón, TIENES QUE LLAMAR A MI CASA PARA ACORDAR EL RESCATE o llamar a tu jefe, no se. En algún momento pensé que me podía escapar, pero eres muy rápido BAJO TIERRA, no puedo hacer nada contra eso, no se por que tuve la impresión de que podía evadirte, pero la TUVE, RÍAS como hiena no me preocupa, reconozco tu talento, pero puede que te sobre estime, dime si quieres que me CALLE. SAN PATRICIO solía decir, que “Los callados, pueden actuar más que los que se la pasan hablando”. Lo siento, pero mis padres no hablan mucho conmigo, paso la mayoría del día solo, así que como podrás ver, no encuentro alguien para hablar a la vuelta de la ESQUINA. SAN AIDAN también decía “Algunas veces, estando solos, podemos encontrar a Dios”, así que eso hago.”

Pero no te preocupes por tus dientes, la bacteria no supone amenaza alguna para la salud, así que podrías vivir mientras respondas una pequeña pregunta.

Y el niño miró a su padre, buscando su aprobación y por supuesto, la encontró.

- ¿Para quién eres importante?...





* Mayordomo:
Cada integrante de la familia Fowl cuando nace, es tomado al cuidado de un integrante de la familia Mayordomo, cada uno tiene un nombre, que no ser revelado a su protegido salvo en situaciones mortalmente peligrosas. Artemio II tuvo uno llamado Domovoi Mayordomo, pero murió hace algunos años.

Moviendo las piezas del tablero...

(Editado, corregido y mejorado!!!!)


Un niño con pijama estaba tras las barras de la escalera del segundo piso de su casa. Miraba escondido a sus padres que estaban en una sala cerca de la escalera, ellos no podían verlo por la poca luz, lo único que iluminaba la sala era una chimenea.

El padre estaba con un puro en la mano izquierda y en la derecha una copa de vino tinto, la madre con una copa de vino blanco en la izquierda y en la derecha una pieza de ajedrez, que segundos después la colocó en la casilla D5 del tablero que tenían entre ellos. El niño, que los miraba, susurró –No, esa va en E4 mamá, estás muerta- Pero su padre ya empezaba a mover la pieza que finalmente comió una pieza clave de la mujer. –Jaque mate mi vida- dijo el esposo.
Una sonrisa de satisfacción se formó en la cara del niño - Era el único resultado posible para un descuido así mamá-

Luego de eso siguieron con una conversación interrumpida al parecer para dar final a aquel juego de ajedrez, hablaban algo sobre un tema bastante común, bueno, común para ellos, porque solucionar los problemas de la economía de un país no es un tema que se toca en todas las familias del mundo o por lo menos no con la intención y capacidad de solucionarlos, pero aquel niño entendía de esas cosas, así que se quedó escuchando un rato más, el sueño lo vencería en poco rato más, pero le interesaba el tema, aquel niño de 8 años, aunque no lo crean, ya entendía de políticas económicas, física aplicada, historia, filosofía y como no, de protocolos también. Era normal, asistió toda su vida al mejor colegio de Irlanda y se relacionó con gente influyente de todas partes del mundo, no siempre fue gente honesta, pero siempre importante.

Cuando dejaron el tema de economía más o menos resuelto el hombre se levantó para llenar otra vez su copa de vino.

- ¿Querido?- Venia una pregunta que quería hacer hace un rato la mujer.
- Dime Minerva- Respondió el esposo.
- ¿No crees que ya es tiempo que le digamos la verdad al pequeño Artemis?- La madre cambió su semblante serio, por una sonrisa perfecta en su cara.
- Creo que es muy pequeño para saber la verdad sobre las hadas- Le dijo un poco complicado el esposo.
- Yo creo que tiene el derecho de saber que los seres mágicos en realidad existen. Tu a su edad ya estabas secuestrando duendes, ¿No te acuerdas?- Ahora la sonrisa tenia otro tono, uno más perverso, tal vez con la intención de hacerlo sentir culpable para compensar el haberle ganado en el ajedrez.
- Recuérdame nunca ganarte otra vez – Dijo con una sonrisa Artesmis Fowl II mientras se sentaba de nuevo con la copa llena.

El niño quedó muy extrañado, una parte porque no sabia de que estaban hablando sus padres y la otra porque le extrañaba que él no entendiera algo. Un sentimiento extraño se alojaba en su pecho. Se levantó para ir a su dormitorio y reflexionar lo que había escuchado- Así tendría tiempo para encontrar la forma de sacarle esa información a su padre.

Llegó a su dormitorio, cerró la puerta y sintió a alguien tras él. Una criatura sale de la oscuridad.
- Artemio Fowl III, pero si eres igual a tu padre cuando niño, ¿no esperabas irte a dormir tan temprano o si?- Y antes de que el pequeño genio pudiese mover su cuerpo para esquivar a aquella criatura, esta saltó sobre el y lo metió en un saco…